Bonnie llevaba una existencia normal hasta que recibió aquella misteriosa advertencia de Joan, la ex mujer de su marido Bob: «Tú y tu hija estáis en peligro.» ¿Peligro? ¿Qué clase de peligro? Joan nunca pudo decírselo, porque fue asesinada. Los hijos adolescentes de Bob, que odiaban a su madrastra, fueron a vivir a casa de su padre. ¿Cómo no había reparado Bonnie en ese odio el pasado de Joan, de quien Bob le había contado cosas terribles.
Y descubrió que Joan era una buena mujer a la que Bob engañaba y maltrataba. ¿Bob, un hombre violento y mezquino? Desconcertada, Bonnie comenzó a padecer extraños trastornos de salud. El diagnostico de su médico fue inequívoco: alguien la estaba envenenando lentamente...
El estupor se convirtió en escalofrió, y este en terror: ¿Quién querría envenenarla y por qué? Quizá solo era una broma de pésimo gusto, o una pesadilla: de un momento a otro Bonnie despertaría a su vida cotidiana y normal. ¿O acaso se precipitaría irremisiblemente al macabro abismo de locura por cuyo borde avanzaba con ciega obstinación?
Y descubrió que Joan era una buena mujer a la que Bob engañaba y maltrataba. ¿Bob, un hombre violento y mezquino? Desconcertada, Bonnie comenzó a padecer extraños trastornos de salud. El diagnostico de su médico fue inequívoco: alguien la estaba envenenando lentamente...
El estupor se convirtió en escalofrió, y este en terror: ¿Quién querría envenenarla y por qué? Quizá solo era una broma de pésimo gusto, o una pesadilla: de un momento a otro Bonnie despertaría a su vida cotidiana y normal. ¿O acaso se precipitaría irremisiblemente al macabro abismo de locura por cuyo borde avanzaba con ciega obstinación?
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