jueves, 4 de noviembre de 2010

Más que un anillo


Cierto día un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo que tuvieran. El joyero le presentó uno.

La hermosa piedra, solitaria, brillaba como un diminuto sol resplandeciente. El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó. Preguntó luego el precio y se dispuso a pagarlo.

Le pregunto el joyero.
¿Se va usted a casar pronto?

Respondió el muchacho
No, ni siquiera tengo novia.

La muda sorpresa del joyero divirtió al comprador.

Dijo el muchacho:
Es para mi mamá… Cuando yo iba a nacer estuvo sola. Alguien le aconsejó que me matara antes de que naciera, así se evitaría problemas, pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas... muchos.

Fue padre y madre para mí, amiga y hermana, y mi maestra. Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo.

Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizá después entregue otro anillo… Pero será el segundo.

El joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el descuento, aquél que se hacía nada más a los clientes importantes.


Esta historia demuestra como este joven tuvo un gran amor a su madre pese a las circunstancias y como supo corresponder.

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